Todas las dificultades que viví afectaron mi AUTOESTIMA, que se hacía evidente cuando mis relaciones de pareja las establecía en condiciones de DEPENDENCIA EMOCIONAL, por temores, autocuestionamientos, autocríticas y una serie de miedos injustificados, pensamientos erróneos, algunos incitados por el medio sociocultural en el que crecí y que fueron tomando sentido al punto de apropiarme de ellos, los veía como míos, estas inseguridades y miedos los mantenía ocultos, impronunciables, invisibles, aun así muy presentes dirigiendo mi vida, mis acciones y decisiones, mis aciertos y mis errores, lo malo y lo bueno.
El pasado no puede ser cambiado
Durante mi infancia, me enfrenté a muchas situaciones desagradables que ahora como adulta tengo muy presentes, son mi historia, mis recuerdos, lo que soy y lo que seré. Cuando tuve cuatro años de edad mis padres se separaron, a los ocho años mi madre atravesó una enfermedad catastrófica y crónica de la cual han tenido que pasar muchos años para ir poco a poco aprendiendo sobre la enfermedad y superando la adversidad que conllevó. En la etapa de adultez cuando decidí formar un hogar, al poco tiempo enfrenté la separación, sentí cómo se repetía la historia, en otro tiempo y con otros actores. Puedo asegurar que de todas esas situaciones poco agradables, que me causaron malestar, dejaron también aprendizajes; uno de ellos, es la capacidad que tengo para adaptarme a los cambios, afrontar las dificultades y tratar de salir airosa, de saber que pase lo que pase, siempre haré lo posible por estar bien, esto es lo que los psicólogos llamamos RESILIENCIA, ¡porque sí!, yo soy una Psicóloga, me preparé y sigo preparándome para la maravillosa labor que realizamos los profesionales en psicología, trabajar con el dolor humano.
La profesión que elegí, me brindó la oportunidad de conocer y mantener la certeza que en el fondo había una solución a todo lo que me agobiaba y no me dejaba avanzar al nivel que deseaba hacerlo, empecé a estudiar e incorporar ese conocimiento, sabía que en mí existían recursos personológicos, capacidades y fortalezas para enfrentar lo adverso y por ende sabía que yo era capaz, establecí metas y reconocía que en la medida que vaya organizando mi vida, podría ir encontrando mejores soluciones ante los problemas que se me presentaban. Tengo claro que siempre he sido una buscadora de respuestas, ya sea respuestas desde ese universo interno que me habita o desde ese universo externo en el que habito, con la idea fija de encontrar una salida.
Apoyo Psicológico
Considero que producto de las situaciones adversas a las que me tuve que enfrentar, en mi adolescencia empecé a presentar problemas en mi imagen, debido a mi peso, en ningún momento estuvo en riesgo mi salud por elevado peso, sencillamente tenía una talla que no me hacía sentir feliz, por el contrario me generaba inconformidad y desagrado, sobre todo al intentar lucir ropa ajustada, observaba cómo las proporciones de mi cuerpo no eran las adecuadas. En mi adultez tras mis dos embarazos, avocada por la sensación de inconformidad por mi cuerpo, mi talla, por la ropa que me gustaba y no me sentía en capacidad de lucir, decidí firmemente emprender un camino hacia mi peso ideal, decidí que había llegado el tiempo en el cual debía, podía y quería dedicarme a mi cuidado personal en forma integral con el apoyo psicológico de un profesional, espacio donde expuse todas mis heridas dispuesta a permitir que cicatricen y que la cicatriz no siga generando molestias, como psicóloga en ejercicio profesional valoro la importancia de buscar el apoyo psicológico en un tercero cuando se requiere, así como un cirujano por más experto y talentoso realizando cirugías no se encuentra exento de necesitar una intervención quirúrgica y no podrá realizársela él mismo.
Además del apoyo psicológico encontré profesionales en nutrición para que me orienten cómo debía alimentarme considerando que ante todo está el cuidado de la salud y el trato adecuado, lo que más tarde he entendido como el AUTOCUIDADO, poco a poco fui testigo del cambio, perdía peso, me sentía bien de ánimo al alcanzar las metas planteadas, me sentía más motivada a seguir, lo más valioso ha sido aprender a alimentarme para no recuperar mi peso anterior, el peso de más con el que no me sentía satisfecha,
el aprendizaje sobre la alimentación me permitió darme cuenta que si seguía comiendo lo mismo, no podía ver resultados diferentes, es decir, muchos queremos bajar de peso; sin embargo, no estamos dispuestos a abandonar los malos hábitos en la alimentación.
Cambios en los hábitos
Sumado al apoyo psicológico, cambios de hábitos alimenticios, se incorporó la necesidad del ejercicio físico, recuerdo que desde que era niña era un tema que se tenía presente en la familia, recordaba cuando mi madre y yo trotábamos juntas, retomé la actividad física como parte de mi rutina, aprendí y entendí con mucha claridad que bajar de peso no funciona con el solo deseo de hacerlo por lucir bien o ponerse ropa al gusto, hay que generar y mantener cambios en los hábitos, principalmente debemos cambiar nuestra mentalidad respecto a lo que realmente implica estar bien, sentirse bien, nutrirse, ejercitarse, mantenerse saludable, principalmente he aprendido la importancia del Amor, el AMOR PROPIO, que lo entiendo también como parte del AUTOCUIDADO. No es menos importante la capacidad de CONTROLAR NUESTRAS EMOCIONES, las mismas que muchas veces canalizamos por medio de los alimentos que ingerimos, cuando estamos enojados, tristes, aburridos, ansiosos e incluso alegres, comemos ya sea porque la persona no sabe verbalizarlas o muchas veces responde a hábitos familiares que adquirió desde su infancia.
Adicionalmente me involucré en espacios que me han permitido ir recuperando poco a poco mi paz interior, me han permitido recobrar la alegría, algo que me ha caracterizado siempre, sin embargo es habitual que por diferentes circunstancias que nos afectan uno pierda su esencia, su don, ese algo especial que te caracteriza, uno permite que se opaque, que no fluya y se bloquee, comparto desde mi propia experiencia, que tener amor propio es sentirse valioso, sentirse capaz, meritorio de afecto y cuidado, próspero y dichoso, ante las vicisitudes que la vida nos enfrenta.
Estimado lector, tú que te tomaste el tiempo necesario de atender mi largo relato, que cuando inicies tu propio proceso de búsqueda, de crecimiento personal, comprendas que no es fácil, pero que cuando descubres todo lo poderoso que eres, todos los recursos que tienes, que cuando miras atrás todo lo que has superado te das cuenta de todo el valor que tienes y empiezas a comprender muchas cosas; entonces, empiezas a tratarte como realmente te mereces CON RESPETO Y AMOR, cuando valoras algo lo cuidas.
La Sanación empieza por ti
Los cambios en una persona surgen poco a poco, puede tener grandes avances y pequeños retrocesos, o grandes retrocesos y grandes avances, las dificultades no son el tema central de nuestras vidas, es la forma en la que se las enfrentan, sobre eso sí tenemos poder y control, sobre lo que ocurre a nuestro alrededor o lo que le pasa a los demás, la clave está en nosotros sólo es cuestión de descifrarla; es fundamental confiar en lo que somos, declararte victorioso ante la adversidad, capacidades que llevan su tiempo desarrollar cuando hemos dejado a un lado la capacidad de amarnos.
Debemos aventurarnos, emprender, iniciar el proceso y no olvidemos disfrutar del camino y guardar los aprendizajes que nos permitieron avanzar.
Aprender a estar en constante contacto consigo mismo, entender la frase; si no te amas y respetas a ti mismo(a), es difícil que otro lo haga por ti, por muy trillada que suene. Cuando hablamos de estar en contacto consigo mismo, se refiere a que la sanación empieza por ti, empieza desde adentro, renovando tu imagen desde tus sentimientos más profundos, esos desagradables que no te gustan explicar, desde los pensamientos mas intrínsecos, todo aquello que piensas de ti, lo que te dices continuamente, exteriorizar ese dolor que llevas dentro, oculto, protegido como si fuera un material precioso, incluso cuando muchas veces por diferentes situaciones ni siquiera sabes que están allí, solo las sientes, pero no las identificas; es ahí donde el trabajo profesional que realizamos los psicólogos cobra sentido, permitiendo el espacio para escucharse, atenderse, confrontarse, liberándote de una carga emocional que te limita en tu avance, ser más libre y colocarte en capacidad de llevar una vida de satisfacción y constante superación.