La situación actual:
El mundo atraviesa un fenómeno producido por un virus, cuyo contagio se ha proliferado a través de cientos de fronteras, no distingue color de piel, nivel socioeconómico, títulos académicos, entre otros.
Los países toman diversas medidas estatales para evitar un contagio acelerado en su población; nos encontramos con mucha literatura sobre el tema, de corte científico y mediática, otros denominados como “fake news” o falsas noticias.
Es importante por ello, conocer cómo reaccionamos las personas ante estos eventos. Cuáles serán los límites de la “normalidad” y cuando determinadas conductas o reacciones poco saludables se están presentando en nosotros.
Los sentimientos y emociones
Empezaremos con un tema importante, que tiene que ver con nuestros sentimientos, pensamientos y emociones. Por ejemplo, el haber consumido noticias sobre el covid-19 nos da una idea sobre el virus y cómo se está presentando en diversos países y de manera especial en el nuestro, esas ideas no siempre son adaptativas o racionales, suelen estar mediadas por una emoción, como el miedo, convirtiéndose en un pensamiento irracional, que en situación de estrés podría provocar reacciones poco saludables.
No se diga el recibir una noticia de diagnóstico positivo, enfrentándolo a una posible amenaza, miedo y temor, porque esa idea irracional instaurada posiblemente tenga relación con deterioro, enfermedad, discriminación y/o muerte. Estas ideas no siempre están mediadas por la realidad, como mencionaba, son pensamiento preconcebidos, identifícalos a tiempo y afróntalos.
Los pensamientos.
Si notas esas ideas o pensamientos, por ejemplo, “no sobreviviré”, “siempre enfermo”, “una gripe simple me tumba a la cama”, “no habrá cupo en un hospital para mí”, “tendré que ir hasta terapia intensiva”, “si no encuentro un respirador, ya no veré a mi familia”, “me moriré”, etc.
Identifica estos pensamientos, di “Pare”, “Stop”, hazlo consciente, reemplaza esos pensamientos por uno más saludable, que no genere malestar.
También puedes optar por razonar ese pensamiento, haciéndote una pregunta más adaptativa, por ejemplo, ¿por qué tendría yo que ir a terapia intensiva?, de esa manera modificas la respuesta que habitualmente tendrías en casos de estrés.
Es preciso tener en cuenta que los pensamientos negativos son automáticos, por eso es que aparecen de manera inmediata; a diferencia de un pensamiento adaptativo, que necesita de un proceso más elaborado, como la racionalización (ejemplo anterior). Por ello, optando por la repetición, seguramente harás más consciente un tipo de pensamientos más saludables.
Si no has aprendido alguna o algunas técnicas de respiración y relajación, te invitamos a conocer de ellas, experimentarlas, esta actividad te permitirá oxigenar el cerebro y bajar de manera efectiva la tensión y la ansiedad; medita, lo que generará un estado de desconexión con el “problema”, no para evadirlo, sino para evitar que los pensamientos negativos – irracionales y constantes te invadan.